domingo, 27 de septiembre de 2015

Ideologías, Contienda Electoral y Partidos Políticos


CULTURA DEL ENCUENTRO
CORRIENTE DE PENSAMIENTO DEMOCRATA CRISTIANO
IDEOLOGÍAS, CONTIENDA ELECTORAL Y PARTIDOS POLÍTICOS
El título abre la puerta a un extenso análisis, pero se impone en este caso sintetizar el tema, para su lectura y debate. Comenzando con el término ideología, referido a la ciencia que estudia las ideas, su origen, los factores sociales, económicos, culturales, religiosos, demográficos, etc; que contribuyen e influyen en su contenido y evolución. 
Todo ese marco conforma las bases de una contienda política entre los distintos grupos que representan las diversas ideologías, aún entre aquellas que tienen semejanza en sus principios, valores y propuestas. Esa contienda se lleva adelante desde los partidos políticos, que representan alguna ideología agrupando a parte de la sociedad que la expresa. Pero si se separa la política del contexto cultural, se empobrece su contenido, licuándose las ideas y la representación legítima de las mismas. 
Resulta lógico que los partidos políticos tengan como objetivo la búsqueda del poder (prefiero hablar de gobierno), o bien su participación en la organización política del país. En su evolución, los partidos pasaron de ser grupos de élite a agrupaciones mayoritarias de gente y luego de masas. Tradicionalmente, los partidos democristianos han tenido una estructura mixta entre partidos de cuadros y los de masa. Eso se corresponde con un carácter heterogéneo de su composición social. A su vez, en países como el nuestro, la tradición de los partidos políticos y principalmente aquel que ha sido mayoritariamente representativo de masas, ha sido la personalización de la autoridad dentro de una estructura política pasando a ser casi el elemento indispensable para la cohesión de la ideología y sostén de un partido. Sin duda hacen falta liderazgos, solo debemos darle el rol que corresponde, que no es el de un patrón de estancia sino el de quien por sus méritos y cualidades representa mejor la ideología y puede conducir un partido político. También el desarrollo de los partidos va de la mano con la evolución de la democracia, entendiendo que aquellos deben ser varios; o al menos 2, para configurar una democracia republicana lo más representativa posible. Al contrario del partido único, que solo pretende imponer la unanimidad. Aunque existe también un sistema intermedio que sería el del partido dominante, que por sus características y prácticas puede acercarse más al dominio único o al multipartidismo. 
También existe la formación de alianzas entre partidos, que se configuran a partir de la puesta en común de sus estructuras, valores, ideas, programas, etc. Es decir, difícilmente pueda haber alianzas entre fuerzas tan dispares cuando una de ellas es extremadamente pequeña en relación con la otra. La evolución de los partidos depende también de factores sociales, económicos y culturales, que van mutando y exigen adaptar las tácticas y estrategias para la permanencia en el escenario político. Entre estos factores deambula el bipartidismo y el multipartidismo. Otro elemento a tener presente es el del régimen electoral, que puede beneficiar el bipartidismo o el multipartidismo según el sistema adoptado de representación, pero que en ocasiones tiende a eliminar a los partidos pequeños, casi como un traje a medida para las organizaciones mayoritarias. Por lo tanto, la influencia del régimen electoral puede ser a veces vital para partidos pequeños. 
En lo que va de nuestra democracia de casi 32 años, al principio había un sentido de pertenencia a los partidos políticos, se sostenía una idea, un proyecto, cuadros, equipos y militancia que sentía como propio lo que el partido representaba. Por diversos motivos, esos elementos se fueron licuando. Hoy nuestra democracia ha dejado de ser democracia de partidos para pasar a ser democracia de personas. El ciclo virtuoso pasó a un círculo vicioso en el que todo se mezcla. Hoy los partidos políticos no cumplen la función de antaño sino que son organizaciones jurídicas al servicio de alguna candidatura, incluso de personas que han sido toda la vida ajenas al propio partido que las sostiene. Es decir, de quienes no tiene el ADN partidario. Se busca entonces a figuras de repercusión mediática pero que no se les conoce pertenencia a la ideología, valores y principios del partido. Pero esa etapa llegará a su fin y los partidos que licuaron sus ideas, principios y valores y solo se aferran a una figura de turno, desaparecerán de la escena política si no se modernizan, si no buscan a las personas más capaces, si se cierran en sí mismos, si no vuelven a ser escuela de cuadros dirigenciales; en resumen, si no vuelven a sus orígenes. En las recientes elecciones primarias, los resultados beneficiaron, más allá de polarizaciones y gestiones, a quienes han demostrado una coherencia en su discurso político de cara a la sociedad, que son los que en definitiva han quedado habilitados para la contienda electoral del 25 de Octubre próximo; independientemente de que gusten o no sus discursos. Pero son los que han llegado al electorado. 
Mientras algunos partidos sigan apostando a colgarse como cola de un barrilete a la primera figura que pase por la puerta, que hace y deshace lo que quiere sin consultar y arrastra al partido a su conveniencia política, no habrá posibilidad alguna de que subsistan. Es necesario repensar el rol de los partidos políticos y la necesidad de formación de cuadros de dirigentes, en ideas, valores y principios que sean su identidad. Porque la falta de identidad de los partidos, se derrama en la ausencia de identidad de una nación.-


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