lunes, 28 de septiembre de 2015

¿La continuidad del modelo o un modelo de futuro?

CULTURA DEL ENCUENTRO, CORRIENTE DE PENSAMIENTO DEMOCRATA CRISTIANO: UN APORTE PARA LA REFLEXIÓN ¿LA CONTINUIDAD DEL MODELO O UN MODELO DE FUTURO?

Por Guillermo Sueldo

A partir de comienzos de 2015 nos encontraremos en un amplio período electoral, nacional y de distritos. Otra vez en campaña, los candidatos harán lo posible para intentar tener un discurso propio, aunque en verdad eso es algo que en los últimos años ha costado mucho encontrar, esperando entonces que no se caiga en lo habitual de centrar el mensaje en “la gente”. Esto es parte del enorme vacío de contenido político que impide precisamente elaborar un discurso, razón por la cual se apela a la sensiblería popular. Tengamos en cuenta que la palabra “discurso” no solo se refiere a una arenga o charla, sino que también se relaciona con “razonamiento” y “reflexión”. ¿Qué reflexión política se puede hacer cuando no se elaboran pensamientos razonados? Ante esa carencia, resta entonces hablar permanentemente de “la gente” y sus problemas. Algo que resulta una obviedad se transforma en el caballito de batalla cuando se carece de un discurso con contenido, es decir, de aquella argumentación razonada. Además, como si “la gente” fuera algo unívoco, que en verdad no lo es, ya que no tienen las mismas necesidades las gentes de las ciudades que las del campo. Se llega entonces a entronizar otro de los famosos caballitos de batalla, cual es el famoso “modelo”. Así, se habla de un supuesto modelo económico, político; modelo de país, etc; al que tampoco se le asigna verdaderamente un contenido, sino que se lo completa con frases hechas a la medida. Claro, no podía ser de otra manera tratándose de un “modelo”, pues con ello se alude más a la moda que a la política, para la cual debería existir un proyecto, más que un modelo. Se plantea entonces el debate entre la continuación del actual modelo o su reemplazo por uno que marque el camino hacia el futuro. Pero en tanto sigan estructurados bajo ese término, no serán más que tentativas de proyectos. Así las cosas, el oficialismo pretende impulsar la continuidad del modelo, mientras que en sectores de la oposición se vislumbra alguna posible alternativa de futuro. Pero para ello, será necesario pasar del slogan al pensamiento profundo y que sea posible de representar acciones políticas concretas para el desarrollo integral del ciudadano. Simplemente podemos concluir que los “modelos”, todos, se agotan, como se agota la moda; y lo que debería venir es un discurso con contenido capaz primero de hacernos pensar, para poder construir desde el presente, el futuro.






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