viernes, 2 de octubre de 2015

Breve Consideración de Situaciones Internacionales


La situación internacional actual se halla en grave estado, producto de guerras, corrupción y ambiciones de poder. Reafirmamos entonces, que “el poder” debe dejar de ser una “vocación política”; la verdadera vocación es la de gobernar, para así poder generar los cambios necesarios. 
El predominio de las principales potencias del mundo y de sus compañías multinacionales, que se centran solo en el lucro con independencia del sentido humano de sus beneficios, provoca una situación de dependencia que ahoga las posibilidades de desarrollo de otros pueblos, desnivelando demasiado las relaciones internacionales. 
Consideramos que las naciones más desarrolladas tienen sobre sí un deber moral en la búsqueda de relaciones más justas, estimulando una mejor comunicación entre los pueblos en sus relaciones políticas y económicas, pues los grandes desequilibrios de poder, generan en muchas regiones regímenes populistas que a su vez se traducen en dictaduras que aumentan la corrupción y la pobreza. 
Es preciso corregir esas profundas diferencias políticas y económicas, en la búsqueda de un orden solidario para la paz y la cooperación internacional. Este es un mandato, reiteramos, que pesa aún más sobre quienes más tienen, por ello es un imperativo moral según nuestra concepción de las relaciones humanas. 
En el mundo de hoy, millones de seres humanos padecen las consecuencias del hambre, las guerras y la corrupción. Pueden observarse las desigualdades en varios aspectos y se agudiza también con el crecimiento demográfico y las migraciones. Es por ello sumamente necesario encaminarse hacia un orden económico mundial que deje de estar basado únicamente en el lucro, a cualquier costo, como ambición desmedida en desmedro de la calidad de vida de los más débiles en la cadena de las relaciones económicas internacionales. Para ello, también es preciso consolidar los bloques regionales, para la ampliación de mercados y la integración de valores políticos, culturales y sociales. 
Situación fundamental a tener en cuenta es la de los recursos comunes del planeta, como el espacio, el mar y los fondos oceánicos; además de territorios como el Ártico y la Antártida, pues estarán en disputa ente quienes los detenten y quienes sostengan la necesidad de emplearse en beneficio general de la humanidad. Tal como en tiempo no lejano podría suceder con el abastecimiento de agua potable. 
La explosión demográfica también es fuente de inestabilidad política. Es necesario adoptar fórmulas amplias, políticas, económicas, culturales, sociales e incluso religiosas, de manera integral, para regular en forma responsable la distribución de la población sin discriminación que violente la dignidad humana. 
Debemos agregar que los países con amplios territorios sin poblar, podrían llegar a ser objeto de presiones de carácter humanitario para recibir y distribuir refugiados y desplazados. 
Además de las situaciones internas y regionales que bien se adaptan a estas consideraciones, existen dos ejemplos de lo expuesto que requieren reflexión y solución; a saber: 
a) África: Este continente lleva medio siglo de hambre, guerras y corrupción. En los últimos años se han experimentado ascensos en los niveles macroeconómicos, pero que como tales, no reflejan la realidad social en forma integral y hasta en algunas ocasiones, esos niveles son inversamente proporcionales con el desarrollo humano de la mayoría de su población. Hoy, uno de cada tres pobres del mundo, son africanos, en un continente que además cuenta con 200 millones de desnutridos, sobre aproximadamente Un Mil Cien millones de habitantes. África es la segunda región más pobre del planeta, después de América Latina (que cuenta con algo más de Seiscientos Millones de habitantes). Si se continúa sin atenderse el drama social de África, se calcula que para el año 2030 el 20% de su población estará en situación de extrema pobreza, teniendo en cuenta también el aumento demográfico de sus habitantes. Esto hace necesario que los organismos internacionales y los países más desarrollados se inmiscuyan de inmediato en este grave problema mundial. 
b) Siria: Como consecuencia de la guerra civil, en lo que va del año 2015 hay alrededor de 220 mil muertos, 3 millones de refugiados y el 40% de su población en total estado de abandono. Por otra parte, el llamado Estado Islámico lleva ya ocupado la mayor parte del territorio sirio, principalmente las reservas de petróleo y gas. Los intereses de los estados restantes, hace que por un lado, el gobierno sirio cuente con el apoyo de Rusia, Irán y el grupo Hezbolá; mientras que los opositores cuentan con la ayuda de los Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita y algunos otros estados del Golfo Pérsico. Esta guerra ha superado los niveles conocidos hasta ahora de desplazados a nivel mundial. Algunas informaciones dan cuenta de crímenes de guerra y hasta el uso de armas químicas. Es una de las peores guerras en lo que va de este siglo XXI. 
Estas atrocidades, de hambre, corrupción y guerras, sean tribales, por poder, por dinero ó por conjunción de todas esas causas, no pueden permanecer ajenas al mundo libre y desarrollado. Es desde este mundo que debe partir de inmediato la ayuda humanitaria y la decisión política de terminar con estas crueldades, que no solamente dejan al desnudo la inmoralidad de ciertos poderes políticos y económicos, que no tienen límites en la búsqueda de sus objetivos, sino que además llaman a la urgente reflexión acerca de la deshumanización imperante en nuestra cultura, cuya civilización no puede estar sustentada sobre el hambre y la miseria de otros seres humanos. 
El futuro de los pueblos y la estabilidad de países y continentes están en juego, y debemos optar por las políticas a aplicar frente a este inmenso desafío. En tal sentido, entendemos que es urgente el llamado al compromiso y la participación en la acción, para afianzar el camino de un orden mundial más justo. -


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