martes, 20 de octubre de 2015

El Sentido Integral de la Seguridad, su situación en América Latina

CULTURA DEL ENCUENTRO
CORRIENTE DE OPINIÓN DEMÓCRATA CRISTIANA
EL SENTIDO INTEGRAL DE LA SEGURIDAD
SU SITUACION EN AMERICA LATINA

Introducción – Primeros conceptos
Para adentrarnos en el desarrollo del tema, debemos primero considerar antecedentes y conceptos que nos guiarán hacia su desenvolvimiento 
Desde los tiempos de la organización política de los pueblos, ha sido el Estado el organizador y monopolizador de la seguridad, a través de sus instituciones jurídicas y políticas. De allí su estrecho vínculo con la defensa del territorio y como único poseedor de la facultad legal del uso de la fuerza. Pero tomado esto en sentido tan solo normativo y disociado de los destinatarios definitivos, es decir, los ciudadanos, presenta precisamente la ausencia del componente humano, siendo que para los demócratas cristianos resulta fundamental la centralidad del ser humano. De allí también el sentido integral del concepto, al cual concurren la libertad de expresión, las libertades religiosas, las libertades políticas y económicas y el desarrollo integral que libera al ser humano del drama de la pobreza. 
Por lo tanto, al concepto tradicional que asociaba la seguridad únicamente con la soberanía y el resguardo territorial, se incorporan las ideas que refuerzan y cierran aquella noción, incorporando al criterio de seguridad la necesidad de derrotar la pobreza, con sus consecuentes dramas de salud y alimentación, ausencia de vivienda y trabajo; para la búsqueda de la equidad y el desarrollo con libertad, condiciones indispensables en la búsqueda de la dignidad humana. 
Con ello queremos decir, que el concepto de seguridad no representa un compartimento estanco, sino que debe, necesariamente, analizarse en forma integral, pues más allá de la criminalidad común, existen factores sociales que confabulan contra la estabilidad de las naciones. Por ello resulta de vital importancia completar el círculo, tomando en consideración las situaciones sobre seguridad económica, ambiental, de salud, seguridad alimentaria, las seguridades individuales, sociales y políticas. 
Atento a lo dicho hasta aquí, consideramos que la seguridad no puede escindirse de un carácter humano, por lo tanto, es necesario hablar de la seguridad humana, que tiene como finalidad la protección integral de las personas, de modo de buscar la realización del bienestar con libertad, sin necesidades estructurales insatisfechas y en un marco de equidad y ausencia de condiciones discriminatorias que denigran la condición humana. Por lo tanto, la contracara de esto está dada por la pobreza; el hambre; las enfermedades y la desnutrición; la violencia doméstica y el trabajo infantil; la contaminación ambiental y los desastres naturales; el terrorismo; la criminalidad vinculada al narcotráfico, las pandillas, secuestros extorsivos y trata de personas; y la violencia política. 
Esto significa que el drama de la seguridad, es un drama humano más que de Estados, porque además, estos dramas combinados son un cóctel explosivo que socaban la estructura cultural, jurídica y política de los Estados, con lo cual el enfoque para su análisis debe ser integral, teniendo en cuenta el contexto social, económico y político del país y de la región para encarar acciones públicas adecuadas.


Situación en América Latina
América Latina cuenta con una población total de aproximadamente Seiscientos Dieciocho Millones de habitantes y por su extensión, presenta una gran diversidad geográfica y biológica, con amplios recursos minerales, alimenticios y energéticos. Y no podemos dejar de mencionar un recurso muy importante: el agua; al cual los analistas políticos internacionales le asignan el ser fuente de futuros conflictos armados. 
Desde el punto de vista geopolítico, con la expresión “América Latina y el Caribe” se identifica a todos los territorios del hemisferio occidental cuyas extensiones se encuentran por debajo de los Estados Unidos.
Las sucesivas inestabilidades políticas de la región, han dado como resultado la instalación de modelos económicos diversos, impidiendo la extensión regional de un criterio más uniforme. Ello queda evidenciado en la actualidad con la diferencia entre los Estados que han celebrado la Alianza del Pacífico y quienes se mantienen dentro del Mercosur. 
En cuanto a la composición de su población, la mayor parte está representada por jóvenes, aunque se advierte una tendencia típica de países desarrollados en cuanto a la reducción de natalidad y el consecuente envejecimiento de la población. A su vez, debe considerarse el auge hacia una mayor población urbana, en desmedro de las rurales. Se calcula que aproximadamente el 82% de su población reside en centros urbanos, aumentando la población metropolitana en ciudades como San Pablo, Río de Janeiro, Ciudad de México, Buenos Aires, Lima, Santiago y Caracas. En la medida en que los países son más pobres, es mayor la población rural, como en Haití o República Dominicana. También resulta notable la diversidad étnica de su población, en función de las distintas inmigraciones recibidas en su historia y de las migraciones actuales, que modifican la composición social histórica de algunos países. Sobre esa población, el 90% son cristianos, de los cuales el 66% es católico; y el 24% protestantes. 
A continuación, se analizarán distintos factores. 

Educación
Con respecto a la educación, persisten altos niveles de desigualdad para el acceso a la instrucción pública, mostrando a importantes sectores de su población que no saben leer y escribir. Según un informe internacional realizado en 2013, se destacaron en matemáticas Chile, México y Uruguay; en ciencias, Chile, Costa Rica y Uruguay; y en lengua, Chile, Costa Rica y México. Según algunos estudios, se calcula que 15 millones de niños entre 3 y 6 años están sin escolarizar; de los cuales a su vez el 7% se encuentra con diferentes grados de desnutrición. En algunos países es notorio al aumento de estudiantes que llegan al nivel universitario con escasa habilidad para la comprensión de textos, lo que genera también un menor índice de graduados. En el ámbito universitario, se destacan Brasil, Chile y México, pues poseen un sistema universitario más complejo.


Salud
Otro tema que revela el drama humano es el de la salud, pues la desigualdad en el acceso y la calidad recibida es muy notoria. Los niveles de pobreza existentes hacen que la brecha sea muy profunda. La desnutrición y la tasa de mortalidad infantil son muy elevadas en algunos países de la región. En algunas naciones, el envejecimiento de la población, el escaso o mal distribuido gasto público y la desatención de los pobres, aumentan los problemas en la atención y protección de la salud de sus habitantes. Aquellos países con menores ingresos, menor alfabetización, menor acceso al agua potable y un entorno familiar de indignidad humana, poseen un mayor índice de mortalidad infantil. Es decir, a menor ocupación política en la modificación del entorno social de las poblaciones más vulnerables, mayor será la consecuencia de mortalidad, especialmente la infantil. 
También debemos prestar atención a la mortalidad materna, especialmente por bajos niveles sociales, en situaciones vinculadas con falta de acceso a la instrucción en la planificación familiar, en la prevención de embarazos, en la desnutrición y abortos. A ello se suma el drama humano del embarazo adolescente, que es muy alto en países más pobres, con niñas y adolescentes que comienzan a ser madres a partir de los 12 y 13 años de edad. Como estos embarazos se producen en situaciones de marginalidad, los niños allí nacidos serán también habitantes de sectores signados por el mismo drama social. 
Sobre las enfermedades, un informe de la CEPAL de 2010, daba cuenta de que siguen siendo muy altos los riesgos de VIH, Paludismo, Tuberculosis, Cólera y Mal de Chagas, que en muchos casos son enfermedades secundarias asociadas a la desnutrición. 
En síntesis, el problema de fondo sigue siendo la falta de acceso y la inequidad en la atención de la salud.

Pobreza
La pobreza es el otro factor humano relevante en América latina. Según un informe de la CEPAL, América Latina es la región con mayor desigualdad del mundo. El crecimiento económico en algunos países, no ha logrado trasladarse hacia mejoras sociales básicas dejando todavía desamparado a un amplísimo sector de la población latinoamericana. 
Se estima que en América Latina, 71 millones de personas viven en la pobreza, que se amplía al tomar en cuenta aquellos grupos que si bien cuentan con algún ingreso, resultan insuficientes para una canasta básica alimentaria. En ese caso, se llega a un número de 180 millones de pobres. 
El Problema Alimentario
Íntimamente vinculado con la pobreza y la salud, se encuentra otra tragedia, representada por la desnutrición, en algunos casos, y la mala alimentación en otros. Paradójico, si se tiene en cuenta que en América Latina se producen millones de alimentos. Es decir, no es la disponibilidad de alimentos la causa de este drama, sino su injusta distribución. Se estima que 7,5 millones de niños presentan baja talla para la edad y unos 4 millones tienen bajo peso. Obviamente que a mayor vulnerabilidad social, mayor será el índice de subalimentación y desnutrición, de madres y niños. Por supuesto, las consecuencias más directas de este problema son las enfermedades asociadas al hambre, que a su vez provocan limitaciones físicas y mentales en quienes las padecen. 

La Situación Ambiental
De acuerdo a las regiones que se examinen de América Latina y el Caribe, encontramos diversos problemas relacionados con la deforestación, que afecta la productividad en importantes sectores, como por ejemplo, en la agricultura. También la pesca indiscriminada y la contaminación, atentan contra los recursos llamados hidrobiológicos. Con respecto al agua, si bien en esta región de América hay cierta abundancia al respecto, se presentan problemas en cuanto a su disponibilidad, sobre todo en lugares de mayor pobreza. A ello debemos agregar la contaminación hídrica, el agotamiento de recursos como consecuencia del aumento demográfico hiper concentrado, como también los efectos del cambio climático. A la par de este problema, la degradación del medio ambiente afecta también a los suelos, perjudicando la productividad y las funciones ecológicas. 
La contaminación atmosférica es otra situación grave, que ocasiona enfermedades crónicas respiratorias y millones de pérdidas económicas, en atención de la salud y días laborales perdidos. Tampoco hay aún un manejo adecuado de los desechos sólidos, con mucha concentración demográfica en áreas urbanas, mayor concentración vehicular por deficientes transportes públicos y reducción de espacios verdes. 
Como consecuencia de estos malos manejos que conllevan al cambio climático, la región de América Latina y el Caribe presenta con frecuencia desastres naturales, sean sismos, erupciones volcánicas, tornados, huracanes, lluvias y tormentas que derivan en inundaciones y aludes, sequías e incendios forestales.


Desempleo y Ausencia de Actividad Productiva
Conforme a un informe de la OIT, el índice de desempleo en América Latina es muy elevado, con diferentes porcentuales según los países y las épocas. Si bien en algunos casos hubo una disminución en los índices de desempleo, aún continúa siendo una situación humana muy preocupante, pues se asocia a la marginalidad y la búsqueda de oportunidades en actividades ilícitas. 
A ello debemos agregar la ausencia de alguna actividad productiva en muchos jóvenes, que están representados por quienes no estudian ni trabajan, sumado a quienes lo hacen en condiciones precarias. 
Educación, salud y empleo, son factores indispensables para que la población pueda acceder a mejores niveles de vida. Aquellos pueblos que cuentan con buen nivel educativo y buena salud, tienen mayores posibilidades de mejores empleos y desarrollo humano integral. 
De la mano de estos factores, se halla el de los derechos humanos. Lograda una mayor estabilidad política en la región, estos derechos se fueron consolidando y extendiendo, tanto en los derechos de la mujer, los niños, niñas y adolescentes, los de las minorías y el derecho al trabajo digno. Estos datos no esconden, sin embargo, los altos niveles de desigualdad y criminalidad, de la que son víctimas las mujeres, niños y adolescentes; sea por violencia doméstica y de género, como por la trata y el narcotráfico.


La Seguridad Individual
Las situaciones descriptas sucintamente, no pueden escindirse del problema de la seguridad individual de los ciudadanos, pues influyen en forma directamente proporcional, que si bien no deben emplearse como excusa, sin duda son caldo de cultivo para todo tipo de actividades ilícitas; pues a mayor grado de instrucción pública, salud, alimentación y trabajo digno, menores serán los índices y niveles de violencia social, porque cuando los ciudadanos tienen garantizados los goces de sus derechos humanos y las instituciones aseguran el dominio sobre las situaciones que amenazan esos derechos, el control social será mayor y más eficiente. 
Sin embargo, debido a las condiciones mencionadas y la incapacidad para generar políticas públicas destinadas al desarrollo integral con pleno respeto por la ley, han desembocado en situaciones casi incontrolables, con el aumento de pandillas y el narcotráfico; actividad esta última que no deberíamos calificar como “negocio”, pues negocio debe ser algo lícito y legítimo moralmente. En este punto, América Latina tiene una cuenta pendiente, por su incapacidad para resolver los problemas estructurales de pobreza y marginación, con sus consecuentes dramas de desorden social y desapego por la vida humana. 
Hay que tener presente, que la región es la mayor productora de cocaína del mundo, a la vez que se ha ido incrementando la producción de drogas sintéticas, que movilizan decenas de miles de millones de dólares por año; corrompiendo a instituciones políticas, policiales, militares y judiciales. Ello ha provocado, también, un aumento de la criminalidad violenta, casi sin precedentes en varios países de la región. Como anexo de este tipo de criminalidad, se encuentran la trata de personas, la prostitución, la pornografía infantil, el robo de automóviles, robo de transporte con mercaderías, secuestros extorsivos; y demás delitos vinculados a la violencia física. 
Una idea interesante a tener en cuenta, sería la creación de una Corte Penal De América Latina y el Caribe, para perseguir y castigar delitos inter jurisdiccionales, como la trata de personas, las redes de pedofilia y el narcotráfico. Y también el terrorismo. 
Corresponde también analizar el costo que insume el control de la delincuencia, pues la seguridad ciudadana necesita de muchos recursos, humanos y económicos, ya que se relacionan con el cuidado de la salud de las víctimas de violencia, la interrupción de vidas, en el sentido productivo y moral; y el deterioro en la calidad de vida que se deriva del miedo y el terror.


Conclusiones
Las distintas amenazas hacia la seguridad en América Latina y el Caribe, se vinculan con la capacidad o incapacidad de sus gobiernos para resolver las profundas inequidades sociales y de oportunidades de progreso de su población, sin que tales diferencias sean utilizadas como excusa para implantar regímenes autoritarios y sin que la democracia republicana pierda su esencia, pero a su vez, planteando seriamente a cuánta más desigualdad, injusticia y violencia puede sobrevivir la democracia de la región, cuando el crimen organizado, el terrorismo y el narcotráfico pasan a dominar el territorio. La ausencia de un Estado eficiente para mostrar resultados que reviertan las situaciones en los factores antes mencionados, vinculados con la seguridad educativa, de salud, económica y social, sumado al aumento de la criminalidad en sus diversas facetas, implican que el Estado pierda su carácter político, dejando cada vez más una mayor cantidad de territorio fuera de la ley; siendo la norma la herramienta fundamental para el estado de derecho de las naciones y su estabilidad jurídica y política. Todas las cuestiones señaladas, socavan la seguridad política de la región, dejando a gran parte de América Latina y el Caribe en una grave situación de inestabilidad democrática, afectando las posibilidades reales de desarrollo económico y social. 
Los gobiernos son los primeros responsables del respeto a la ley y a la forma republicana de gobierno, con división de funciones e independencia absoluta de la función judicial, asegurando la libertad política y transparencia en los procesos electorales. Un gobierno que no da ejemplaridad, se traduce en un Estado sin gobernabilidad; porque gobernar no es imponer desde el autoritarismo, sino asegurar los beneficios de la libertad, con el objetivo de fortalecer la unión afianzando la justicia, para poder consolidar la paz y así poder proveer, desde un Estado democrático y republicano, la debida defensa común de sus habitantes. Los ciudadanos, además del derecho de tener gobiernos que surjan de elecciones libres, también tienen el derecho de que las decisiones de gobierno se ajusten a la libertad democrática y republicana; es decir, que los gobiernos cuenten con legitimidad de origen y también de ejercicio en sus funciones. 
Estos son los desafíos que América Latina y el Caribe tienen en este tiempo, en diversas situaciones sobre las que henos hecho aquí una descripción, instando a los gobiernos de toda la región a encarar el drama humano de la seguridad con un criterio integral, porque las tragedias humanas de pobreza y marginalidad, falta de instrucción, hacinamiento y promiscuidad que conllevan a la ausencia de perspectiva de vida digna, degradan el respeto por la vida; propia y ajena, lo que a su vez es aprovechado por el crimen organizado y el terrorismo. 
Esta es la situación actual y la tarea que en América Latina y el Caribe se debe encarar. Corresponde a toda la sociedad involucrarse en ello, fundamentalmente a los partidos políticos y a los gobiernos. En especial, a aquellos que manifiestan una inspiración humanista y cristiana.-








lunes, 5 de octubre de 2015

Cultura del Encuentro - Manifiesto


CULTURA DEL ENCUENTRO - CORRIENTE NACIONAL DE OPINIÓN DEMÓCRATA CRISTIANA 

Manifiesto

Quienes nos enrolamos en esta corriente de opinión, inspirados en los principios que dieron origen a la fundación de nuestro partido, expresamos en este documento las bases y los principios que nos sustentan y dan sentido a la existencia de nuestra Corriente de Pensamiento, dentro de esta organización política que hoy es el Partido Demócrata Cristiano.


Entendemos que la Democracia Cristiana posee un profundo y vigoroso sustento doctrinario e ideológico, distintivo fundamental que fortalece el pensamiento para la acción política; y que por tradición, principios y valores se debe a sí misma su pronta reinstalación como opción política, social, educativa, económica y de gobierno, recuperando la identidad socialcristiana para ingresar nuevamente al concierto político hoy ausente. 

Desde el convencimiento de la responsabilidad del gobierno actual en la división de los argentinos, el abierto desprecio hacia las instituciones del la República, la libertad de prensa y el descalabro económico y social, nos corresponde ser conscientes y trabajar en consecuencia. La crisis moral que nos envuelve nos obliga a definir con claridad nuestra posición, para determinar qué somos y hacia dónde ir; y con quiénes recorrer esa senda. La Democracia Cristiana, como partido político, no puede estar ausente en el señalamiento del camino. 

Es el ser humano y la familia, las organizaciones sociales y el Estado, en libertad y con valores claros, quienes debemos transitar hacia el fortalecimiento de la República, con desarrollo y justicia social. Es decir, sostenemos los principios cristianos como horizonte doctrinal; principios y valores, sin pretender ser un partido confesional. 

La libertad es elemento esencial de la naturaleza humana y fundamental en una democracia republicana. Todas las instituciones y actividades, deben estar al servicio del ser humano en un ambiente de libertad. Estamos convencidos de que un régimen democrático auténtico sólo es posible en libertad. No concebimos que se niegue la libertad con la excusa de buscar la justicia. Porque sin libertad, no es posible pretender la justicia ni la paz. Tampoco concebimos la doctrina económica del liberalismo, en tanto ve al hombre como variable y se funda en el individualismo que acrecienta el relativismo moral; ni el colectivismo marxista que niega la naturaleza humana de la libertad del hombre. El libre mercado no puede sustentarse en el hambre de otros, ni la búsqueda de la justicia puede tolerarse con el sometimiento del hombre y la anulación de sus derechos individuales. 

Esa independencia del ser humano está implícita en su propia existencia y se expresa a través del derecho a la vida, a estudiar y trabajar, la libertad de enseñanza, de formar la familia como núcleo esencial de la sociedad y la libertad de prensa y a su expresión política. Tengamos presente que en el moderno constitucionalismo, estos derechos son reconocidos a los pueblos por su propia naturaleza, no son concesiones graciosas de un gobernante. Le pertenecen al ser humano con anterioridad a la existencia del Estado, cuyo fin es el sostenimiento del bien común, actuando con legitimidad de origen y de ejercicio y en forma subsidiaria en la búsqueda de la justicia social. Rechazamos un Estado fraudulento, populista y totalitario. En consonancia con ello, sostenemos con absoluta firmeza que la Constitución Nacional representa la carta de unión del pueblo argentino y debemos defender sus postulados, apartándonos de cualquier gobierno que la desconozca, la atropelle, la niegue o pretenda reformarla en beneficio propio. No podemos admitir que se sostengan gobiernos que se apartan de los principios constitucionales imponiendo personalismos que desprecian los derechos consagrados en su texto. 
Los regímenes políticos que buscan la división entre “amigos” y “enemigos” como objetico de su perpetuación, poniendo como excusa la anulación de los derechos constitucionales como algo necesario para la lucha contra quienes supuestamente atentan contra los intereses nacionales, asumiendo el rol de únicos representantes de la voluntad popular y que actúan por su bienestar, resultan intolerables. Rechazamos el paternalismo populista anulador del libre pensamiento y la libertad política. Somos firmes en el absoluto rechazo a esos regímenes políticos. Por lo tanto, es fundamental retomar el camino del respeto absoluto por la Constitución Nacional, que en los últimos años ha sido sistemáticamente avasallada. 

La política debe tener como objetivo el bien común en un clima de concordia y pluralidad, respeto por las disidencias y por las instituciones de la república.

El pensamiento socialcristiano que nos inspira, nos compele a la trascendencia del hombre, pero actuando en función de nuestro tiempo. La vida del ser humano es por naturaleza una vida en común; por lo tanto, los legítimos intereses personales no pueden estar por encima de los intereses de la comunidad, entendiendo a esta como la unidad común que a todos nos une y nos contiene. 

La sociedad no la concebimos como una suma de individualidades sin organización; debe haber un orden en las relaciones interpersonales que nos permita el desarrollo y logros individuales que en sumatoria, se conviertan en bien común, alcanzando plenamente el anhelo de realización y bienestar integral de la sociedad. En consecuencia, rechazamos el individualismo liberal que conspira contra el sentido comunitario; el colectivismo totalitario que atenta contra la libertad del hombre y la cultura consumista que degrada el sentido espiritual de la vida. 

Estas son las bases y los principios en que fundamos nuestra actuación política, reafirmando la doctrina social cristiana que nos inspira. Una acción política nutrida en la pluralidad de pensamiento y terminante exclusión de la corrupción en la acción política, absolutamente insostenible aún con excusas retorcidas para justificar lo injustificable. 

Sostenemos la política como instrumento para la participación y búsqueda del desarrollo con equidad, para la educación como medio de superación cultural y de visión estratégica de los pueblos, y de la economía como actividad para el crecimiento con desarrollo y bienestar. Toda la construcción política, económica y social debe estar al servicio del hombre con un sentido de integridad. 

Debemos crear y construir una Cultura del Encuentro, Debe ser una nueva forma de vida y modo de actuar en lo social, político, en la educación y la formación de valores, fortaleciendo los conceptos de solidaridad y subsidiaridad. 

En función de estos lineamientos y principios que nos inspiran, actuaremos dentro de la vida política del Partido Demócrata Cristiano; con aportes pero críticos cuando estimemos que por el accionar de las autoridades partidarias se ejecuten acciones políticas alejadas del pensamiento y de lo orgánico. 


Acompañaremos las decisiones que encausen y revaloricen el pensamiento socialcristiano y el crecimiento e inserción del Partido Demócrata Cristiano en la vida política nacional; invitando a todos los afiliados, simpatizantes y amigos de buena voluntad, a sumarse para transitar este camino de Encuentro y realización práctica de ideales políticos socialcristianos.-



viernes, 2 de octubre de 2015

Breve Consideración de Situaciones Internacionales


La situación internacional actual se halla en grave estado, producto de guerras, corrupción y ambiciones de poder. Reafirmamos entonces, que “el poder” debe dejar de ser una “vocación política”; la verdadera vocación es la de gobernar, para así poder generar los cambios necesarios. 
El predominio de las principales potencias del mundo y de sus compañías multinacionales, que se centran solo en el lucro con independencia del sentido humano de sus beneficios, provoca una situación de dependencia que ahoga las posibilidades de desarrollo de otros pueblos, desnivelando demasiado las relaciones internacionales. 
Consideramos que las naciones más desarrolladas tienen sobre sí un deber moral en la búsqueda de relaciones más justas, estimulando una mejor comunicación entre los pueblos en sus relaciones políticas y económicas, pues los grandes desequilibrios de poder, generan en muchas regiones regímenes populistas que a su vez se traducen en dictaduras que aumentan la corrupción y la pobreza. 
Es preciso corregir esas profundas diferencias políticas y económicas, en la búsqueda de un orden solidario para la paz y la cooperación internacional. Este es un mandato, reiteramos, que pesa aún más sobre quienes más tienen, por ello es un imperativo moral según nuestra concepción de las relaciones humanas. 
En el mundo de hoy, millones de seres humanos padecen las consecuencias del hambre, las guerras y la corrupción. Pueden observarse las desigualdades en varios aspectos y se agudiza también con el crecimiento demográfico y las migraciones. Es por ello sumamente necesario encaminarse hacia un orden económico mundial que deje de estar basado únicamente en el lucro, a cualquier costo, como ambición desmedida en desmedro de la calidad de vida de los más débiles en la cadena de las relaciones económicas internacionales. Para ello, también es preciso consolidar los bloques regionales, para la ampliación de mercados y la integración de valores políticos, culturales y sociales. 
Situación fundamental a tener en cuenta es la de los recursos comunes del planeta, como el espacio, el mar y los fondos oceánicos; además de territorios como el Ártico y la Antártida, pues estarán en disputa ente quienes los detenten y quienes sostengan la necesidad de emplearse en beneficio general de la humanidad. Tal como en tiempo no lejano podría suceder con el abastecimiento de agua potable. 
La explosión demográfica también es fuente de inestabilidad política. Es necesario adoptar fórmulas amplias, políticas, económicas, culturales, sociales e incluso religiosas, de manera integral, para regular en forma responsable la distribución de la población sin discriminación que violente la dignidad humana. 
Debemos agregar que los países con amplios territorios sin poblar, podrían llegar a ser objeto de presiones de carácter humanitario para recibir y distribuir refugiados y desplazados. 
Además de las situaciones internas y regionales que bien se adaptan a estas consideraciones, existen dos ejemplos de lo expuesto que requieren reflexión y solución; a saber: 
a) África: Este continente lleva medio siglo de hambre, guerras y corrupción. En los últimos años se han experimentado ascensos en los niveles macroeconómicos, pero que como tales, no reflejan la realidad social en forma integral y hasta en algunas ocasiones, esos niveles son inversamente proporcionales con el desarrollo humano de la mayoría de su población. Hoy, uno de cada tres pobres del mundo, son africanos, en un continente que además cuenta con 200 millones de desnutridos, sobre aproximadamente Un Mil Cien millones de habitantes. África es la segunda región más pobre del planeta, después de América Latina (que cuenta con algo más de Seiscientos Millones de habitantes). Si se continúa sin atenderse el drama social de África, se calcula que para el año 2030 el 20% de su población estará en situación de extrema pobreza, teniendo en cuenta también el aumento demográfico de sus habitantes. Esto hace necesario que los organismos internacionales y los países más desarrollados se inmiscuyan de inmediato en este grave problema mundial. 
b) Siria: Como consecuencia de la guerra civil, en lo que va del año 2015 hay alrededor de 220 mil muertos, 3 millones de refugiados y el 40% de su población en total estado de abandono. Por otra parte, el llamado Estado Islámico lleva ya ocupado la mayor parte del territorio sirio, principalmente las reservas de petróleo y gas. Los intereses de los estados restantes, hace que por un lado, el gobierno sirio cuente con el apoyo de Rusia, Irán y el grupo Hezbolá; mientras que los opositores cuentan con la ayuda de los Estados Unidos, Turquía, Arabia Saudita y algunos otros estados del Golfo Pérsico. Esta guerra ha superado los niveles conocidos hasta ahora de desplazados a nivel mundial. Algunas informaciones dan cuenta de crímenes de guerra y hasta el uso de armas químicas. Es una de las peores guerras en lo que va de este siglo XXI. 
Estas atrocidades, de hambre, corrupción y guerras, sean tribales, por poder, por dinero ó por conjunción de todas esas causas, no pueden permanecer ajenas al mundo libre y desarrollado. Es desde este mundo que debe partir de inmediato la ayuda humanitaria y la decisión política de terminar con estas crueldades, que no solamente dejan al desnudo la inmoralidad de ciertos poderes políticos y económicos, que no tienen límites en la búsqueda de sus objetivos, sino que además llaman a la urgente reflexión acerca de la deshumanización imperante en nuestra cultura, cuya civilización no puede estar sustentada sobre el hambre y la miseria de otros seres humanos. 
El futuro de los pueblos y la estabilidad de países y continentes están en juego, y debemos optar por las políticas a aplicar frente a este inmenso desafío. En tal sentido, entendemos que es urgente el llamado al compromiso y la participación en la acción, para afianzar el camino de un orden mundial más justo. -