lunes, 5 de octubre de 2015

Cultura del Encuentro - Manifiesto


CULTURA DEL ENCUENTRO - CORRIENTE NACIONAL DE OPINIÓN DEMÓCRATA CRISTIANA 

Manifiesto

Quienes nos enrolamos en esta corriente de opinión, inspirados en los principios que dieron origen a la fundación de nuestro partido, expresamos en este documento las bases y los principios que nos sustentan y dan sentido a la existencia de nuestra Corriente de Pensamiento, dentro de esta organización política que hoy es el Partido Demócrata Cristiano.


Entendemos que la Democracia Cristiana posee un profundo y vigoroso sustento doctrinario e ideológico, distintivo fundamental que fortalece el pensamiento para la acción política; y que por tradición, principios y valores se debe a sí misma su pronta reinstalación como opción política, social, educativa, económica y de gobierno, recuperando la identidad socialcristiana para ingresar nuevamente al concierto político hoy ausente. 

Desde el convencimiento de la responsabilidad del gobierno actual en la división de los argentinos, el abierto desprecio hacia las instituciones del la República, la libertad de prensa y el descalabro económico y social, nos corresponde ser conscientes y trabajar en consecuencia. La crisis moral que nos envuelve nos obliga a definir con claridad nuestra posición, para determinar qué somos y hacia dónde ir; y con quiénes recorrer esa senda. La Democracia Cristiana, como partido político, no puede estar ausente en el señalamiento del camino. 

Es el ser humano y la familia, las organizaciones sociales y el Estado, en libertad y con valores claros, quienes debemos transitar hacia el fortalecimiento de la República, con desarrollo y justicia social. Es decir, sostenemos los principios cristianos como horizonte doctrinal; principios y valores, sin pretender ser un partido confesional. 

La libertad es elemento esencial de la naturaleza humana y fundamental en una democracia republicana. Todas las instituciones y actividades, deben estar al servicio del ser humano en un ambiente de libertad. Estamos convencidos de que un régimen democrático auténtico sólo es posible en libertad. No concebimos que se niegue la libertad con la excusa de buscar la justicia. Porque sin libertad, no es posible pretender la justicia ni la paz. Tampoco concebimos la doctrina económica del liberalismo, en tanto ve al hombre como variable y se funda en el individualismo que acrecienta el relativismo moral; ni el colectivismo marxista que niega la naturaleza humana de la libertad del hombre. El libre mercado no puede sustentarse en el hambre de otros, ni la búsqueda de la justicia puede tolerarse con el sometimiento del hombre y la anulación de sus derechos individuales. 

Esa independencia del ser humano está implícita en su propia existencia y se expresa a través del derecho a la vida, a estudiar y trabajar, la libertad de enseñanza, de formar la familia como núcleo esencial de la sociedad y la libertad de prensa y a su expresión política. Tengamos presente que en el moderno constitucionalismo, estos derechos son reconocidos a los pueblos por su propia naturaleza, no son concesiones graciosas de un gobernante. Le pertenecen al ser humano con anterioridad a la existencia del Estado, cuyo fin es el sostenimiento del bien común, actuando con legitimidad de origen y de ejercicio y en forma subsidiaria en la búsqueda de la justicia social. Rechazamos un Estado fraudulento, populista y totalitario. En consonancia con ello, sostenemos con absoluta firmeza que la Constitución Nacional representa la carta de unión del pueblo argentino y debemos defender sus postulados, apartándonos de cualquier gobierno que la desconozca, la atropelle, la niegue o pretenda reformarla en beneficio propio. No podemos admitir que se sostengan gobiernos que se apartan de los principios constitucionales imponiendo personalismos que desprecian los derechos consagrados en su texto. 
Los regímenes políticos que buscan la división entre “amigos” y “enemigos” como objetico de su perpetuación, poniendo como excusa la anulación de los derechos constitucionales como algo necesario para la lucha contra quienes supuestamente atentan contra los intereses nacionales, asumiendo el rol de únicos representantes de la voluntad popular y que actúan por su bienestar, resultan intolerables. Rechazamos el paternalismo populista anulador del libre pensamiento y la libertad política. Somos firmes en el absoluto rechazo a esos regímenes políticos. Por lo tanto, es fundamental retomar el camino del respeto absoluto por la Constitución Nacional, que en los últimos años ha sido sistemáticamente avasallada. 

La política debe tener como objetivo el bien común en un clima de concordia y pluralidad, respeto por las disidencias y por las instituciones de la república.

El pensamiento socialcristiano que nos inspira, nos compele a la trascendencia del hombre, pero actuando en función de nuestro tiempo. La vida del ser humano es por naturaleza una vida en común; por lo tanto, los legítimos intereses personales no pueden estar por encima de los intereses de la comunidad, entendiendo a esta como la unidad común que a todos nos une y nos contiene. 

La sociedad no la concebimos como una suma de individualidades sin organización; debe haber un orden en las relaciones interpersonales que nos permita el desarrollo y logros individuales que en sumatoria, se conviertan en bien común, alcanzando plenamente el anhelo de realización y bienestar integral de la sociedad. En consecuencia, rechazamos el individualismo liberal que conspira contra el sentido comunitario; el colectivismo totalitario que atenta contra la libertad del hombre y la cultura consumista que degrada el sentido espiritual de la vida. 

Estas son las bases y los principios en que fundamos nuestra actuación política, reafirmando la doctrina social cristiana que nos inspira. Una acción política nutrida en la pluralidad de pensamiento y terminante exclusión de la corrupción en la acción política, absolutamente insostenible aún con excusas retorcidas para justificar lo injustificable. 

Sostenemos la política como instrumento para la participación y búsqueda del desarrollo con equidad, para la educación como medio de superación cultural y de visión estratégica de los pueblos, y de la economía como actividad para el crecimiento con desarrollo y bienestar. Toda la construcción política, económica y social debe estar al servicio del hombre con un sentido de integridad. 

Debemos crear y construir una Cultura del Encuentro, Debe ser una nueva forma de vida y modo de actuar en lo social, político, en la educación y la formación de valores, fortaleciendo los conceptos de solidaridad y subsidiaridad. 

En función de estos lineamientos y principios que nos inspiran, actuaremos dentro de la vida política del Partido Demócrata Cristiano; con aportes pero críticos cuando estimemos que por el accionar de las autoridades partidarias se ejecuten acciones políticas alejadas del pensamiento y de lo orgánico. 


Acompañaremos las decisiones que encausen y revaloricen el pensamiento socialcristiano y el crecimiento e inserción del Partido Demócrata Cristiano en la vida política nacional; invitando a todos los afiliados, simpatizantes y amigos de buena voluntad, a sumarse para transitar este camino de Encuentro y realización práctica de ideales políticos socialcristianos.-



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