jueves, 1 de octubre de 1970

Juntas Consultivas, 8 de enero de 1956

NORMAS PARA EL FUNCIONAMIENTO DE LAS JUNTAS CONSULTIVAS
Buenos Aires, 8 de enero de 1956.
A su Excelencia el Señor Presidente Provisional de la Nación General de División Pedro Eugenio Aramburu
Señor Presidente:
La Junta Nacional del Partido DEMÓCRATA CRISTIANO se dirige a V.E. para hacerle conocer uno de los votos de nuestra Convención Nacional reunida en Córdoba entre los días 16, 17 y 18 de diciembre.
Nuestro Partido ha visto con singular complacencia la resolución del Gobierno Provisional de la Nación y de sus interventores en algunas Provincias, de constituir Juntas Consultivas integradas por hombres políticos representantes de los diversos partidos, para asesorar al Gobierno. La Revolución Libertadora procediendo así ha sentado un precedente institucional de gran valor para la solución de los problemas presentes y de incalculables consecuencias para el futuro.
Los partidos políticos son instituciones necesarias de una sana democracia, pues cada cual, desde un punto de vista particular, interpreta el sentir de diferentes sectores ciudadanos. Escuchar la voz de estos partidos políticos es pues, tomar el pulso del pueblo, conocimiento sin el cual no es posible una obra real y adecuada de gobierno.
Por otra parte la creación de las Juntas demuestra que el Gobierno Provisional tiene conciencia cabal de los elementos que contribuyeron a su formación, y lealtad para el cumplimiento de los fines propios de la Revolución. Lo primero, porque la ciudadanía toda y las fuerzas políticas que la representan, tuvieron parte muy trascendente en la resistencia de los pasados doce años, prepararon el clima y colaboraron en el estallido de las Fuerzas Armadas que coronó gloriosamente la larga e ininterrumpida lucha contra la tiranía; lo segundo porque establecidos como fines revolucionarios y eminentes el imperio del derecho, la restauración de la vida democrática y el carácter popular del movimiento, el Gobierno Provisional ha cumplido con medidas de autolimitación como la instauración del Poder Judicial, entre otras, realizándolas con disposiciones como la que nos ocupa, que permite una expresión política democrática en la medida que es posible en la etapa en que se encuentra la Revolución.
Las Juntas Consultivas, como se ha dicho, no constituyen un Parlamento ni un consejo de Estado sino un organismo de consulta del Poder Ejecutivo. Creemos que para su mejor éxito todas las Juntas Consultivas deben tener reglamentos mínimos que establezcan su funcionamiento.
A este respecto nuestra Convención Nacional de 1955 opina que los puntos fundamentales de ese Reglamento deben ser los siguientes:
1) Constitución de las Juntas Consultivas con un número fijo y determinado de personas.
2)    Designación de un representante del Gobierno para presidir las deliberaciones.
3)    Confección de actas de todo lo tratado y resuelto.
4)    Publicidad de los problemas que se traten.
5) Libertad de los miembros de las Juntas para dar publicidad a sus respectivas posiciones.
La enunciación hecha excusa de argumentar en su favor, pues su procedencia surge por sí sola. Naturalmente que consideramos que las personas que en número fijo y determinado forman las Juntas deberán ser siempre representativas de partidos políticos democráticos.
La presidencia de un representante del Gobierno, facilita la comunicación entre el Poder Ejecutivo y la Junta.
Las otras medidas hacen a la necesidad de dar a las Juntas las posibilidades de una comunicación inmediata y permanente con la ciudadanía de la que son intérpretes; y permitirán también llevar al pueblo el pensamiento del gobierno sobre las materias sometidas a consulta.
Ello no excluye el necesario secreto cuando la materia de las reuniones sea de las que corresponde tratarse de esa manera.
Dejamos así establecido, Señor Presidente, el punto de vista de nuestro Partido sobre el asunto que motiva esta presentación. Nos ha llevado a hacerlo el voto de nuestra Convención Nacional, y la decisión de colaborar con el Gobierno Provisional de la Nación para todo cuanto signifique el mejor éxito de la Revolución Libertadora.
.Dios guarde al Señor Presidente.
Lucas Ayarragaray                                   Juan T. Lewis
    Presidente                                            Secretario


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